Laboratorio de Desarrollo Rural

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Nosotros

LABRURAL

Laboratorio de Desarrollo Rural

El Laboratorio realiza investigación aplicada a través del uso de tecnología social orientada a la mejora de la calidad de vida de las personas que viven en zonas rurales de México. Forma parte del Módulo de Desarrollo Rural y tiene su sede en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en materia Agrícola, Pecuaria, Acuícola y Forestal (CIDAF), en las instalaciones del campus Concá, de la Universidad Autónoma de Querétaro

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Años de Experiencia

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¿Qué buscamos?

Las problemáticas del entorno rural y los desafíos que enfrentan sus habitantes tienen múltiples aristas.
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¿Qué hacemos?

Movilizamos conocimientos aplicados para atender los desafíos de las zonas rurales. En ese sentido, el laboratorio facilita procesos donde múltiples actores colaboran entre sí para desarrollar, evaluar y compartir soluciones a problemas comunes.
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¿Cómo lo hacemos?

Valoramos el enfoque participativo y creemos en un tipo de cooperación que incluye explícitamente el conocimiento y perspectivas de las personas involucradas
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¿Cómo evaluamos?

El laboratorio se orienta hacia la obtención de resultados. Por ello, no medimos nuestro impacto con el número de publicaciones, sino a través de la identificación de las consecuencias prácticas de los proyectos.

¿QUÉ?

¿Qué buscamos?

Las problemáticas del entorno rural y los desafíos que enfrentan sus habitantes tienen múltiples aristas. En gran medida, las políticas de desarrollo no han logrado trascender tales problemáticas. Para el laboratorio, estos son dos de los desafíos clave de las áreas rurales mexicanas:

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Participación condicionada.

Una paradoja de demasiados proyectos de desarrollo rural es que mantienen relaciones de dependencia con las comunidades. Debido a que muchas organizaciones están presionadas por mostrar resultados tangibles en el corto plazo, con frecuencia transfieren “apoyos” y pagos para “comprar la participación” y acelerar la implementación de las acciones propuestas. Aunque este modelo ha sido un fracaso para resolver los problemas de las comunidades, ha sido todo un éxito para instaurar una cultura política clientelar en ellas.

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Envejecimiento del campo.

Los productores y propietarios de la tierra tienen una edad cada vez más avanzada. Las mujeres y los jóvenes tienen, por ende, dificultades para acceder a recursos productivos y al financiamiento formal. Esta situación no solo limita el relevo generacional en la producción de alimentos, sino que impulsa flujos migratorios y mantiene brechas de género en la economía rural.

En ese escenario, buscamos ser un agente de cambio que colabore en la promoción de innovaciones sociales para las áreas rurales marginadas de México. En específico, deseamos crear y promover mecanismos para la regeneración del campo, especialmente aquellos que fortalezcan economías rurales sostenibles que arraiguen a los jóvenes.

A través de estos mecanismos, aspiramos a:

  • Transitar hacia un relevo generacional productivo basado en ingresos dignos para los jóvenes.
  • Fortalecer y diversificar la cadena de valor alimentaria.
  • Promover un proceso de cambio para que las regiones rurales se conciban como espacios de crecimiento y oportunidad y no como espacios de expulsión y miseria.

Fuente: Plan de trabajo del CIDAF para el periodo 2021 al 2024.

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¿Qué hacemos?

Movilizamos conocimientos aplicados para atender los desafíos de las zonas rurales. En ese sentido, el laboratorio facilita procesos donde múltiples actores colaboran entre sí para desarrollar, evaluar y compartir soluciones a problemas comunes.

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Participación Comunitaria

Desde nuestra perspectiva, el desarrollo rural se cimienta en relaciones de confianza que promueven el involucramiento genuino de las personas, los grupos y las comunidades. Por eso, buscamos que la voz de grupos vulnerables sea escuchada, y nos centramos en buscar respuestas a su lucha por la justicia y la equidad.

En concreto, trabajamos principalmente con mujeres y jóvenes a través de grupos de autogestivos que buscan fortalecer su capacidad para organizarse y atender sus principales necesidades.

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¿Cómo sabemos si estamos avanzando?

El laboratorio se orienta hacia la obtención de resultados. Por ello, no medimos nuestro impacto con el número de publicaciones, sino a través de la identificación de las consecuencias prácticas de los proyectos. Con ese fin, usamos indicadores que reflejan la influencia que el conocimiento ha tenido, tales como el desarrollo de habilidades, el comienzo de acciones y el establecimiento de consensos.

Por otro lado, los desafíos que enfrentamos para poder facilitar procesos de cambio son tan complejos que necesitamos aprender de nuestras experiencias y fallas. En ese sentido, nuestros programas cuentan con teorías del cambio que nos permiten:

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- Clarificar las estrategias para conseguir objetivos.
- Elegir los indicadores con los que se medirá el progreso en la ruta de cambio esperada.
- Hacer explícitos los supuestos en los que se basa la lógica de los proyectos.
- Promover la reflexión en torno de las adaptaciones requeridas.

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